frío pero cálido,
cercano pero ausente...
Nos buscamos a ciegas,
y terminamos encontrándonos siempre.
Da igual lo que pase amor,
allí donde tienda mi mano sé que estará la tuya para agarrarla,
allí donde ponga un beso tendré tus labios esperándolo,
y allí donde me tienda estará tu cuerpo para sostener el mio...
Dos almas afines,
dos espíritus perdidos,
dos desgraciados con suerte.
Las paradojas aumentan con los días.
También la necesidad de tenerte.
Seguir mi corazón?
Eso sería demasiado sencillo.
Por primera vez pienso con la cabeza,
pienso las cosas antes de hacerlas,
no actúo por instintos,
y eso me disgusta.
Me disgusta exageradamente.
Si hay algo que nos separa,
si hay algo por lo que no estar juntos,
es por ser lógica,
por pensar demasiado,
por sentir poco.
Por miedo a la felicidad.
Te prometo amor,
que este camino tiene salida,
que algún día dejaremos de darnos golpes contra los muros,
de darnos golpes contra la vida.
Te hago una promesa de felicidad,
de despertarme a tu lado,
de acostarme contigo.
De sonrisas de complicidad,
de miradas que expresan lo que sentimos,
de un amor tan puro como tu música,
de un amor que siempre va a existir,
de una llama que nunca se apaga.
La espera se me hace eterna,
necesito tenerte ya aquí,
pero cuando lo haga quiero que sea para siempre.
No podría perderte de nuevo,
no podría volver a hacerte daño,
ni podría volver a decirte adiós.
Y cuando llegue ese momento,
las notas de tu guitarra se fundirán para siempre con los versos de mis venas...
los latidos de tu corazón seguirán para siempre el compás de los del mío...
y mi mirada ausente ya nunca más estará perdida...
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